Convocados por Micla, Ibicla, Rebiclar y Uniclaretiana, durante los días 16 al 28 de agosto, nos dimos cita en la casa de espiritualidad Villa Claret (El Picacho), treinta y cuatro claretianos del continente entre consagrados, laicos y laicas, y un grupo significativo de personas de todo el continente, de manera virtual, para reflexionar en torno al tema de Las Comunidades Primitivas y la Sinodalidad; término que aunque no aparezca en los escritos del Nuevo Testamento, desde el discernimiento de los textos bíblicos y algunos elementos que nos proporcionan, se trató de dilucidar lo que significa este concepto. Otro asunto que nos convocó fue la realización de la Asamblea de Rebiclar.
Sentimos la ausencia de los hermanos de la Provincia Colombia Oriental y Ecuador en este encuentro en el cual invitamos a caminar juntos, de cara al sínodo propuesto por el Papa Francisco para el año 2023, al tiempo que agradecemos la presencia el secretario ejecutivo de Micla Víctor Alejandro Matute, Prefecto de apostolado de la Provincia Perú Bolivia
Dicho encuentro contó con la colaboración de cuatro ponentes expertos en el tema: Carolina Insfran (Argentina) quien lo hizo presencialmente y acompañó todo el encuentro. Hugo Cáceres (peruano, Radicado en Roma) Toribio Tapia (México) y Xavier Picaza (España); quienes desde la virtualidad acompañaron este proceso formativo. Ante la creencia ingenua de la gente que piensa que las comunidades primitivas de cristianas “tenía un mismo corazón y una misma alma; ni había entre ellos quien considerase como suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común” (Hech. 4,32). Los ponentes intentaron depurar esta idea como un noble ideal que distaba mucho de ser cierto.
¿Cómo eran y cómo se organizaban las primeras comunidades cristianas? ¿Dónde se reunían? ¿Qué hacían durante sus reuniones? ¿Quién ejercía la autoridad en sus reuniones? ¿Participarían las mujeres de dichas reuniones? donde personas expertas en el cristianismo primitivo nos invitaran a seguir creando comunidades de iguales.
Fueron días de discernimiento para todos los participantes alrededor de lo que significa hoy caminar juntos: “una clave interpretativa de nuestra vida eclesial”. “El llamado a no hacer demagogia del término, más bien, hacer memoria y hacer camino juntos y juntas, hacer con otros y otras, lo cual evoca el primer nombre con el que nos identificamos, somo genéticamente los seguidores del camino, y en consecuencia, nuestra misión es trazar camino, caminar como hermanos y hermanas”. ¿Cómo?, ¿hacia dónde?, ¿desde qué principios o valores?, ¿para qué?, ¿con qué implicaciones o desafíos? El concepto en sí mismo expresa la figura de la iglesia que brota del evangelio de Jesús. Acudimos al pensamiento del Papa Francisco, quien, desde la figura del el Poliedro, nos invita a todos a redescubrir que la realidad de los cristianos en la iglesia es poliédrica,y por tanto, hay que valorar diversidad y posibilidad de mirar y transitar desde diferentes ángulos, sin olvidar los espacios evocadores del evangelio: El endemoniado de Gerasa: Marcos 5,1ss, el leproso Marcos 1 40-45, el encuentro con la mujer Sirofenicia Marcos 7, 24-31 El regreso a Galilea Marcos 16 , 7.
La riqueza que nos ofrece la sinodalidad nos lleva a nosotros y nosotras a repensar que es y desde los márgenes desde donde se puede construir el Reino, otro tipo de comunidad, una mejor sociedad.
El ejercicio de la autoridad en la iglesia y en las comunidades a las que pertenecemos, nos ha de llevar al concepto antiguo de pastores que tenía la primitiva comunidad; el buen pastor es el que sabe amar, dialogar y dar su vida por los demás. ¿Quién tiene la verdadera autoridad, para dialogar? El que es capaz de dar la propia vida.
Hermanas y hermanos comprometidos con en el caminar claretiano en América. El Papa Francisco ha convocado al Sínodo sobre la sinodalidad que se celebrará en octubre de 2023. Este encuentro que hemos culminado nos prepara y nos dispone a celebrar este acontecimiento eclesial. No puede ser un Sínodo más, es hora de preguntarnos sobre nuestra manera de servir, dialogar, caminar con otros y otras en la misión que el señor nos ha encomendado en esta porción del pueblo de Dios. Avancemos en la reflexión y el compromiso, superando cualquier tipo de autoritarismo o servilismo con los laicos y laicas con los que coparticipamos de la Misión.
A nivel de Rebiclar y su asamblea dialogamos sobre el sueño congregacional y la animación bíblica de la pastoral, esto nos permitió reflexionar ¡Cuál es la animación bíblica vista y vivida desde nuestro carisma! Esto es un caminar que hemos de ir haciendo todos y todas en misión compartida. En dialogo con el secretario de Micla, el equipo coordinador seguirá su servicio un año más a la espera que aquellas provincias no representadas en el equipo se integren a la coordinación.
Es tiempo de diálogo, de soñar nuestro proyecto común: El Reino. “Reconectémonos con la esperanza, la calidez, recordemos que la sinodalidad se teje en nuestras comunidades, donde dos o tres nos reunimos en nombre de Jesús, se teje en los caminos, en las charlas, en las amistades, en las escuelas, en los barrios, cuando atendemos a alguien en sus necesidades, también se teje en la alegría, en los festejos, la risa, en todo aquello que compartimos honestamente”
¡Es tiempo de Sinodalidad!