Con amplia participación de la comunidad local y representación de grupos tradicionales de devotos, el 14 de mayo fueron conmemorados los 119 años de la pascua del Venerable P. Mariano Avellana en la Basílica del Corazón de María de Santiago, sede que desde 1981 custodia sus restos mortales a la espera de la glorificación en los altares.
La celebración tuvo lugar en la misa dominical de mediodía, presidida por el obispo don Álvaro Chordi, vicario de la Zona Centro del Arzobispado de Santiago, donde se inscribe la histórica parroquia claretiana. El Venerable vio levantarse su templo a partir de 1876, para convertirse en la primera basílica levantada en el mundo por los hijos de Claret en honor de su Madre. Concelebró junto al prelado el misionero claretiano Carlos Vargas Urquieta, párroco del Corazón de María, acompañado por el diácono Solón Opazo.
Pastor sencillo y carismático de origen español, el obispo Chordi mostró una cercanía a la figura del Padre Mariano que puso de relieve en la homilía. Destacó la entrega primordial y sin descanso del Venerable a los enfermos, los presos y los más necesitados, que llegó a convertirlo en el mayor misionero que conociera Chile en treinta años de recorrido evangelizador por su extenso territorio. En ellos fue conocido por el pueblo como el Santo Padre Mariano, Apóstol del Norte y de los Enfermos, entre otros cariñosos apodos.
Como impulsor sobrenatural de esta tarea, en la que el Venerable rendiría la vida en medio de grandes sacrificios y dolores, monseñor Chordi destacó la decisión con que Mariano vino a un país que apenas conocía de nombre, para hacerse en él “o santo, o muerto”, asumiendo en forma integral el carisma misionero de su mentor y padre, Antonio María Claret. Señaló también la significación de cumplirse el próximo 11 de septiembre 150 años desde que el insigne apóstol pusiera pie en Chile y América. Entonces los primeros claretianos iniciaban su despliegue por el país, primero donde lograrían asentarse fuera de su España original.
Momentos memorables
La eucaristía logró especial emotividad al momento de las ofrendas. La encabezaron dos jóvenes portando la imagen tradicional del Venerable, como símbolo de la entrega que a sus juveniles 29 años ofrendó Mariano al Señor en el confín de América. Tras ellos, integrantes de la comunidad parroquial Encuentro con Cristo portaban alimentos y utensilios con que los cocinan cada jueves, para salir a ofrecerlos a hermanos del sector pobres entre los pobres, que duermen en la calle. Finalmente, ministros extraordinarios de la Comunión portaban las ofrendas de pan y vino destinadas a convertirse en el Señor sacramentado que llevan a los enfermos, destinatarios primordiales de los desvelos del Padre Mariano.
Como la oportunidad coincidía con el Día de la Madre, tampoco faltó portar la imagen de la Madre de Dios como parte del homenaje a todas las madres que se rindió en la eucaristía.
Ésta concluyó junto a la tumba del Venerable, donde se rezó la oración oficial del Padre Mariano, el obispo animó a los feligreses a encomendar a sus enfermos a la intercesión del Venerable, y rogar que en alguno de esos casos realice el Señor el milagro que por más de 35 años imploran sus devotos para que sea beatificado. Luego impartió la bendición final. Al retirarse, los asistentes recibieron estampas-calendarios de bolsillo con datos de contacto de la Causa del Venerable.
Concluyó de esta forma una de las actividades centrales programadas para realizar en el Sesquicentenario del arribo del P. Mariano. Más allá de la sede central de la Causa, las diversas comunidades claretianas, tanto de la provincia claretiana San José del Sur como en el ámbito internacional han venido celebrando los acontecimientos de Mariano en el presente mes, o lo harán en fechas acordes con sus realidades.