Durante los días 6, 7, 8 y 9 de septiembre, en la Casa “El Cenáculo” ubicada en Pilar, Buenos Aires – Argentina, se llevó a cabo el II Congreso de Educadores de la Familia Claretiana de América. El mismo fue organizado por el Equipo de Educación de MICLA junto con colaboradores de la Provincia San José del Sur y contó con una significativa presencia de representantes de Colegios Claretianos de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas, de la Delegación de Antillas y de las Provincias de Centroamérica, Perú Bolivia, Colombia Venezuela, Colombia Ecuador, Brasil y San José del Sur, acompañados por la Prefecta de Apostolado de América Latina de las RMI y los Prefectos de Apostolado de Antillas, de San José del Sur y de Perú Bolivia quien también es el Secretario actual de MICLA.
Bajo el lema “La Educación Claretiana en América: experiencia y desafíos en un tiempo de Pacto”, se planteó como objetivo de este congreso poder resignificar la educación evangelizadora en el contexto actual, inspirados por los lineamientos congregacionales y el Pacto Educativo Global, para continuar proyectando la misión con otros.
Durante el jueves 8 se realizó un paseo por distintos sitios turísticos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, jornada que se pudo disfrutar a pleno desde el recorrido programado y la riqueza de la familiaridad vivida a esa altura del encuentro.
Claramente los días compartidos en este congreso, fueron un signo de acogida, de fraternidad, de valiosa diversidad, de inigualable comunión, de presencia actualizada del carisma claretiano que nos convoca, nos interpela y nos compromete por entero a avanzar juntos, y con decisión, hacia una educación transformadora. La experiencia vivida fue un punto de partida en el que nos encaminamos tras “nuestro sueño”, que aquí compartimos:
“Soñamos que nuestras instituciones educativas encarnen, en Familia Claretiana, el Pacto Educativo Global. Soñamos con un estilo pedagógico claretiano y un Ideario común. Soñamos con comunidades de aprendizaje verdaderamente inclusivas, abiertas a la acogida, que anuncien el Evangelio, que construyan una propuesta educativa de calidad. Soñamos con educadores cualificados en la formación de personas más humanas, con familias involucradas en dichos procesos, que vivan el carisma claretiano y que sean agentes transformadores de la realidad”.
Este sueño, que incluye compromisos y acciones concretas, será la meta hacia la cual caminaremos y que retomaremos, para continuar avanzando como Familia Claretiana, en un próximo congreso. Pedimos a nuestro Padre y a nuestra Madre que nos impulsen a transitar, con arraigo y audacia, este camino de misión educativa y evangelizadora, siendo así continuadores de la “grande obra” que suscitó el Espíritu en Antonio María Claret.