A los pueblos les apasiona encontrarse, buscar puntos de contacto, tender puentes y proyectar algo que incluya a todos. Así se entiende la “cultura del encuentro” y así la hemos experimentado días pasados quienes participamos de la V Asamblea Provincial de SOMI en Buenos Aires.
42 participantes provenientes de Argentina, Chile, Uruguay y la República Democrática del Congo, junto con la presencia virtual de jóvenes de Paraguay, hicieron posible este encuentro de familia claretiana, cuyo objetivo fue “reencontrarnos, reconocernos y relanzarnos en el compromiso con los pobres y la justicia”.
El primer día dedicamos tiempo suficiente a escucharnos. Quisimos decirnos desde dónde veníamos y de qué manera “estamos haciendo historia” a través de la Solidaridad, en nuestros lugares de procedencia. Así pusimos nombre y rostro a muchos proyectos que buscan derribar un sistema que no se aguanta más, acompañando respuestas de vida que tejen nuestros pueblos. Sin desconocer que el contexto político de la región está ensombrecido por el avance de ideas y prácticas egoístas, excluyentes y mercadocéntricas, nos hemos exigido la esperanza.
La propuesta formativa de la tarde y del segundo día quiso dar un marco de fortalecimiento a los empeños misioneros y comunitarios presentados y se centró en el magisterio social de Francisco, desde la inspiración de Laudato Si’, Fratelli Tutti y los mensajes a los Movimientos Populares.
El tercer día se presentó SOMI como un dinamismo misionero que presta el servicio de organizar la “samaritanía colectiva” (y claretiana) que ansiamos ser. A continuación, dedicamos tiempo a una instancia proyectiva de articulación: tenemos problemáticas y poblaciones comunes, tenemos recursos, somos un territorio grande y diverso y contamos con muchas manos que manifiestan la exigencia de entrelazarse.
Al momento de compartir los desafíos que intentaremos asumir con puntualidad y responsabilidad, se expresaron, entre otros:
• Fortalecer el trabajo en red entre proyectos con problemáticas en común
• Encender a los jóvenes con el sueño de SOMI
• Favorecer el liderazgo de los laicos/as
• Registrar, sistematizar y documentar recursos
• Impulsar una espiritualidad inspirada en la Conversión Ecológica Integral
• Fortalecer y arraigar la conciencia política
• Resignificar la dignidad de los pobres y excluidos y su participación en las comunidades
• Impulsar una escuela de SOMI
• Hacer realidad la opción de SOMI en las comunidades y posiciones claretianas
Es fruto del Espíritu, y a la vez gracia, haber contado en nuestra Asamblea con una importante presencia de jóvenes, en un plano protagónico y activo. Detectamos allí una fuerza incontenible, una “viña revolucionaria” que no pide permiso para responsabilizarse de la misión y que nos ha plantado otra imagen de las juventudes, alejada de la que promueven los medios de comunicación. También hemos confirmado que la participación cualificada, comprometida e igualitaria de las mujeres es parte de un camino que vivimos con gozo en SOMI y que continuaremos profundizando. Las mujeres conducen y conducirán muchos de nuestros procesos. Por último, la presencia de Nicole y de Mariela nos mostró la riqueza genuina de las periferias y fue un grito metodológico: ¡es desde allí!
La representatividad de esta Asamblea fue suficiente, pero tiene camino por recorrer: faltaron algunos, pero fuimos muchos, abiertos a seguir construyendo la unidad en la misión, tensionados por la invitación total del Reino. Nos hemos reconocido felizmente humanos: llamados a la santidad política desde nuestro propio barro.
Queremos finalizar este mensaje agradeciendo a cada comunidad, por todo lo que nos han acompañado. Seguimos contando con ustedes en este tiempo posterior, quizá el más importante.
Que, al estilo de Claret y con la ayuda de Dios, sigamos “cuidando a los pobres” y la Casa Común (Autobiografía n° 562).